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martes, 21 de febrero de 2012

La casa de Bernarda Alba: Simbología y lenguaje



La Casa de Bernarda Alba es una obra de teatro del andaluz Federico García Lorca. Refleja los problemas y diversas situaciones en las que se encontraban las mujeres de la época.  El autor nos cuenta la vida de seis  mujeres usando distintas técnicas y formas de expresión, tales como:
                     Lenguaje de carácter mixto (culto y coloquial) y poético/metafórico
                     Expresiones coloquiales (refranes)
                     Simbología (premoniciones, supersticiones)

Lenguaje:

Dependiendo del personaje, cada uno utiliza un lenguaje distinto. Bernarda y sus hijas, al pertenecer a una clase social elevada, hablan de manera más culta y refinada, como podemos observar a lo largo de la obra. También podemos notar una cierta tradición a la hora de sus costumbres.
La Poncia, la criada y las demás mujeres del pueblo que visitan la casa, hablan de manera más coloquial y cotidiana, a menudo con refranes, como podemos observar en el acto tercero, cuando La Poncia habla con Adela, ya que sabe cuáles son sus intenciones: 

La Poncia: “Con la cabeza y las manos llenas de ojos cuando se trata de lo que se trata. Por mucho que pienso no sé lo que te propones. ¿Por qué te pusiste casi desnuda con la luz encendida y la ventana abierta al pasar Pepe el segundo día que vino a hablar con tu hermana?”

Además, la obra entera (dando igual que personaje esté hablando) tiene un carácter poético, utilizando muy a menudo metáforas y demás recursos literarios para expresar ideas, sentimientos o hechos.
Simbología:

La simbología tiene un papel muy importante en esta obra, presidiendo sobre todo en el acto tercero, debido a su proximidad al desenlace de la obra (hay que recordar que esta obra de teatro es una tragedia, por lo que su final será trágico).  Destacan sobre todo las premoniciones, que avisan que algo malo va a suceder. Algunos ejemplos son:
                     Caballo dando coces, que tiene un carácter sexual, ya que los amantes (Pepe el Romano y Adela) se ven en la cuadra (principio del tercer acto)
                     Campanas sonando, que nos anuncian la muerte de algún personaje (principio del primer y tercer acto)
                     Sal que es derramada (en mitad del tercer acto)
                     Noche muy oscura, justamente la misma en la que ocurre el trágico desenlace (final de tercer acto, parlamento de Martirio: “Una buena noche para ladrones, para el que necesite escondrijo”.).
                     Calor persistente, que hace que el ambiente esté más tenso e insoportable, aparte de hacernos entrever que algo malo pasará  (durante toda la obra).

También podemos encontrarnos símbolos con otros significados:

                     El pueblo no tiene ríos, por lo que carece de vida. Sin embargo, tiene pozos, que representan la muerte.
                     La luna y las estrellas significan un deseo sexual.
                     El contraste de colores blanco-negro: blanco (vida, libertad, pureza) y negro (muerte, fanatismo religioso, luto).
                     El color verde para Lorca representa la muerte, y la rebeldía de Adela (su vestido y su abanico eran verdes).
                     El bastón de Bernarda, como símbolo de tiranía. Cuando lo rompe Adela, la tiranía deja de estar presente.
                     Las paredes blancas (puras) van desgastándose, de manera que al final de la obra, en el tercer acto, estén de color ligeramente azulado (pérdida de pureza).

Como conclusión, después de haber analizado esta simbología de la obra, podemos observar que el lenguaje y la simbología nos dicen más que el propio argumento de la obra, o incluso que los diálogos.


Miriam Aceituno Cobreros, Cristina García Aranda, Marina Muñoz Peñuela  


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